¿ Por qué nos tomamos tan en serio ?
¿ Por qué pensamos que todo lo que hacemos tiene que ser productivo?
¿ Por qué dejamos de ser y hacer lo que queremos?
¿No le estaremos dando demasiado valor a la competencia y la eficacia?
Te invito a que leas esta entrevista realizada al licenciado Gonzalo Eizmendi- sicólogo, terapeuta y coordinador de talleres de juego- que nos hace pensar un poquito sobre :
¿Por qué uno debería seguir jugando como cuando era niño?
" El ser humano es un ciudadano de dos mundos: uno, el que se autotitula como " real y único"
donde toda acción " es " si es productiva , si tiene un resultado, un producto. En ese mundo nos enseñaron que el tiempo es oro y que es un delito perderlo, donde todo es "un medio para".
Allí lo que se valora es la competencia, la eficacia, la especulación.
Donde el sufrimiento es condición necesaria de aprendizaje y crecimiento.
Y donde por supuesto , el jugar está excluído.
El otro mundo es el de la vitalidad, el de la conexión con la vida, porque la vida es juego.
Donde la acción es en sí misma, no es " a cambio de" y se basa en el valor de las cosas sin precio.
Es el mundo en el que jugar y amar tienen el mismo estatuto.
El mundo productivo , de apropiación y especulación, hace que uno ame lo que es propio y que nos apropiemos de lo que amamos: la pareja, los hijos......
A esa apropiación afectiva le llamamos " amor "
En este otro mundo jugamos y amamos al otro por lo que es y no por lo yo quiero o necesito que sea.
En el mundo productivo y racional solo se pueden practicar juegos de los llamados matemáticamente de "sumatoria cero"
Se produce en un campo tenso, cuanto mas vos menos yo.
El ejemplo es "mi libertad empieza donde termina la tuya". Cuanto mayor es mi libertad, menor es la tuya y viceversa.
En el mundo del juego al no existir la exigencia de un logro, el campo se relaja y los juegos son lo que matemáticamente se llama de "sumatoria infinita".
En el amar y en el jugar cuanto mas vos, mas yo y viceversa.
Podemos jugar a que eres una diva y yo tu admirador; yo necesito de tu ser diva para admirarte y viceversa.
Cuanto mas uno mas todos, cada uno pone su gota pero se lleva un aguacero.
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